Roma tuvo un pasado legendario en el que todos los dioses del Olimpo intervininieron, o al menos eso fue lo que el gran poeta Virgilio (bardo del stablishment imperial) dejó escrito para gloria de Augusto. Aeneas, descendiente directo de Venus fue quien marcó el camino para que Roma quedara consagrada por siglos y siglos como la cabeza del mundo mediterráneo.
Todos sabemos que esos comienzos míticos de la ciudad fueron mucho más modestos, lo cual no resta mérito alguno a la importancia que ha tenido para nosotros, los hombres y mujeres de hoy, una de las civilizaciones más grandes que han existido.
Pero hoy quiero detenerme en una mujer legendaria, que tuvo mucho que ver que el mítico fundador de Roma, una mujer que también fundó otro imperio que pudo cambiar el curso de la historia. Esta mujer, que amó hasta la muerte al héroe troyano, padre mítico de Roma, se llamó Elissa ó Dido, y fue la reina de Cartago, la ciudad que sería en el futuro la enemiga jurada de la ciudad de Augusto.
"El dárdanio Aeneas, lleno de estupor y absorta su alma entera, concentra la mirada en la esplendorosa Dido que hace su entrada en el templo rodeada de gran séquito. Semejante a Diana a la orilla del Eurotas o en las crestas del Cinto. Ella guía a mil ninfas oréades que bailan en torno a ella y a todas en su coro señorea"
Pero no solamente fue Aeneas quien cayó fulminado de amor al ver a la esplendorosa reina. También ella fue igualmente herida por los dardo de Cupido.
Pero la tragedia aún no se había desatado paraa Elissa. Ella y su hermano Pigmalión vivían muy lejos de las tierras de Cartago, ambos, por decisión paterna serían los sucesores al trono de Tiro (Fenicia). Sin embargo a la muerte del rey, no se cumplió el testamento, el consejo del reino decidió que Pigmalion sería el único rey y Dido fue casada contra su voluntad con el sacerdote Acerbas, que al mismo tiempo era su tío carnal.
Como en la mayoría de los casos la codicia desata las pasiones y hace correr sangre. Se rumoreaba que Acerbas era poseedor de incontables riquezas. Pigmalion decidió utilizar a su hermana para que averiguara si ese rumor era cierto y la llamó a palacio para engatusarla.
Dido se enfureció con la solapada ambición de su hermano Pigmalión y decidió que se iría de Tiro ya que no amaba al marido impuesto y odiaba a su hermano. Por otra parte era cierto que Acerbas era inmensamente rico y eso le costó la vida.
Elissa ya lo había previsto todo. Engañó a su hermano sobre el lugar donde estaba enterrado el tesoro mientras ella, acompañada de su hermana Anna y con el tesoro de su marido partía rumbo al oeste del Mediterraneo en un barco fletado por amigos de Acerbas.
Elissa y sus amigos arribaron a una costa del norte de Africa donde pidió hospitalidad y un lugar donde poder instalarse ella y los suyos. El rey Jarbas le contestó un tanto zumbón que le daría tanta tierra como la que pudiera cubrir con una piel de buey. En este otro asunto también dio pruebas la futura reina de Cartago de su astucia. Mandó cortar la piel de buey en tiras y naturalmente pudo conseguir una extensión que asombró al mismísimo rey, que ya no estuvo para bromas (los matemáticos homenajearon a Elissa con el llamado "el problema de Dido", empleado modernamente en el Cálculo de variantes). Como parece ser que el hombre , Jarbas digo, tenía honor concedió a la astuta mujer lo que había conseguido con su gran ingenio. Y allí fue donde, según la leyenda tuvo lugar el origen de la potencia más grande que jamás tuvo la República Romana: Cartago.
Todo hubiera sido diferente si Aeneas no hubiera arribado a las costas de Cartago. Pero los dioses marcan irremisiblemente el destino y tanto él como la hermosa Dido quedaron enredados en el conflicto más viejo del mundo: el amor.
"At regina gravi amdudum saucia curu
uulnus alit uenis et caeco carpitur igni"
Pero la reina tiene el alma herida por el mal del amor. La sangre de sus venas nutre su llaga y un el fuego oculta la consume.....
El bardo imperial canta así el amor de Dido por Aeneas en la inmortal AENEIDA.
El héroe mitológico, que también está enamorado de la reina Elissa lucha entre sus sentimientos y el deber. Y aquí toma cuerpo la tragedia, el fatum manda y Aeneas que ha recibido la orden del padre Júpiter tiene que partir inexorablemente hacia su destino.
Despues de yacer con su amada abandona el lecho de amor y embarca con sus amigos. Elissa, desesperada corre hacia la playa para detener a su amante.
Como no bastan las súplicas para enternecer al amado ella se revuelve como una furia y abrazando el pecho del héroe estalla con estas palabras:
- ¡Ni tu madre fue diosa, pérfido, ni eres de la raza de los dárdanos!¡El Cáucaso en su riscal te engendraría y te daría de mamar una tigresa hircana! ¿A qué otro lance espero ya sin desfogar mi pecho?¿Tuviste acaso un gemido ante mi llanto?¿Se volvieron tus ojos hacia mí?¿Diste, vencido, una lágrima al duelo de tu amante?
Pero Aeneas está completamente decidido y guardándose el dolor, como un héroe, se deshace del abrazo de su amante y sin volver la mirada se marcha.
Dido toma una decisión. Su vida ya no tiene sentido y manda a su hermana que se levante una pira en los jardines de su palacio....pero dejemos que sea el poeta quien narre el trágico fin de la hermosa reina a quien los dioses volvieron la cabeza.
"La reina mira la gigantesca pira, donde se han hacinado pino y roble. Todo el recinto está engalanado con guirnaldas y fúnebre follaje. En lo alto ha colocado un lecho donde ha colocado las vestiduras y la espada del héroe. Suelto su cabello y con voces tonantes se dirige a todos los dioses: Erebo, Caos, la triforme Hécate y el triple rostro de la virgen Diana."
Y con la propia espada del amante esquivo rasga su pecho mientras clama: "¿Deja!¡Muere más bien, cual mereciste, pon fin con el acero a tus dolores!¡Ay hermana, al rendirme tú a mis llantos, al ceder a mi amor, tú la primera consumaste mi ruina, tú me echaste en los brazos de un bárbaro enemigo!¡No, sin el sello de una unión legítima no pude pretender vivir airosa libre de imputación, como pueden hacerlo las fieras...no fue lícito entregarme a tan ciega pasión!¡Guardar no supe mi promesa a los manes de Siqueo!"
Un reguero de sangre corre por la pira como un arroyo escarlata. Anna, la hermana, contempla angustiada la tragedia, pero tal dolor no le impide prender fuego a la pira, que libra por fin el alma de la desgraciada reina.
¿Qué es historia y qué es mito en este breve e incompleto relato?......Esta cuestión tendría unas sabrosas conclusiones que no es mi intención desarrollarlas en este espacio.
Nada mejor para terminar esta historia que escuchar el aria del lamento de la ópera "Dido y Aeneas" de Purcell.
Todos sabemos que esos comienzos míticos de la ciudad fueron mucho más modestos, lo cual no resta mérito alguno a la importancia que ha tenido para nosotros, los hombres y mujeres de hoy, una de las civilizaciones más grandes que han existido.
Pero hoy quiero detenerme en una mujer legendaria, que tuvo mucho que ver que el mítico fundador de Roma, una mujer que también fundó otro imperio que pudo cambiar el curso de la historia. Esta mujer, que amó hasta la muerte al héroe troyano, padre mítico de Roma, se llamó Elissa ó Dido, y fue la reina de Cartago, la ciudad que sería en el futuro la enemiga jurada de la ciudad de Augusto.
"El dárdanio Aeneas, lleno de estupor y absorta su alma entera, concentra la mirada en la esplendorosa Dido que hace su entrada en el templo rodeada de gran séquito. Semejante a Diana a la orilla del Eurotas o en las crestas del Cinto. Ella guía a mil ninfas oréades que bailan en torno a ella y a todas en su coro señorea"
Pero no solamente fue Aeneas quien cayó fulminado de amor al ver a la esplendorosa reina. También ella fue igualmente herida por los dardo de Cupido.
Pero la tragedia aún no se había desatado paraa Elissa. Ella y su hermano Pigmalión vivían muy lejos de las tierras de Cartago, ambos, por decisión paterna serían los sucesores al trono de Tiro (Fenicia). Sin embargo a la muerte del rey, no se cumplió el testamento, el consejo del reino decidió que Pigmalion sería el único rey y Dido fue casada contra su voluntad con el sacerdote Acerbas, que al mismo tiempo era su tío carnal.
Como en la mayoría de los casos la codicia desata las pasiones y hace correr sangre. Se rumoreaba que Acerbas era poseedor de incontables riquezas. Pigmalion decidió utilizar a su hermana para que averiguara si ese rumor era cierto y la llamó a palacio para engatusarla.
Dido se enfureció con la solapada ambición de su hermano Pigmalión y decidió que se iría de Tiro ya que no amaba al marido impuesto y odiaba a su hermano. Por otra parte era cierto que Acerbas era inmensamente rico y eso le costó la vida.
Elissa ya lo había previsto todo. Engañó a su hermano sobre el lugar donde estaba enterrado el tesoro mientras ella, acompañada de su hermana Anna y con el tesoro de su marido partía rumbo al oeste del Mediterraneo en un barco fletado por amigos de Acerbas.
Elissa y sus amigos arribaron a una costa del norte de Africa donde pidió hospitalidad y un lugar donde poder instalarse ella y los suyos. El rey Jarbas le contestó un tanto zumbón que le daría tanta tierra como la que pudiera cubrir con una piel de buey. En este otro asunto también dio pruebas la futura reina de Cartago de su astucia. Mandó cortar la piel de buey en tiras y naturalmente pudo conseguir una extensión que asombró al mismísimo rey, que ya no estuvo para bromas (los matemáticos homenajearon a Elissa con el llamado "el problema de Dido", empleado modernamente en el Cálculo de variantes). Como parece ser que el hombre , Jarbas digo, tenía honor concedió a la astuta mujer lo que había conseguido con su gran ingenio. Y allí fue donde, según la leyenda tuvo lugar el origen de la potencia más grande que jamás tuvo la República Romana: Cartago.
Todo hubiera sido diferente si Aeneas no hubiera arribado a las costas de Cartago. Pero los dioses marcan irremisiblemente el destino y tanto él como la hermosa Dido quedaron enredados en el conflicto más viejo del mundo: el amor.
"At regina gravi amdudum saucia curu
uulnus alit uenis et caeco carpitur igni"
Pero la reina tiene el alma herida por el mal del amor. La sangre de sus venas nutre su llaga y un el fuego oculta la consume.....
El bardo imperial canta así el amor de Dido por Aeneas en la inmortal AENEIDA.
El héroe mitológico, que también está enamorado de la reina Elissa lucha entre sus sentimientos y el deber. Y aquí toma cuerpo la tragedia, el fatum manda y Aeneas que ha recibido la orden del padre Júpiter tiene que partir inexorablemente hacia su destino.
Despues de yacer con su amada abandona el lecho de amor y embarca con sus amigos. Elissa, desesperada corre hacia la playa para detener a su amante.
Como no bastan las súplicas para enternecer al amado ella se revuelve como una furia y abrazando el pecho del héroe estalla con estas palabras:
- ¡Ni tu madre fue diosa, pérfido, ni eres de la raza de los dárdanos!¡El Cáucaso en su riscal te engendraría y te daría de mamar una tigresa hircana! ¿A qué otro lance espero ya sin desfogar mi pecho?¿Tuviste acaso un gemido ante mi llanto?¿Se volvieron tus ojos hacia mí?¿Diste, vencido, una lágrima al duelo de tu amante?
Pero Aeneas está completamente decidido y guardándose el dolor, como un héroe, se deshace del abrazo de su amante y sin volver la mirada se marcha.
Dido toma una decisión. Su vida ya no tiene sentido y manda a su hermana que se levante una pira en los jardines de su palacio....pero dejemos que sea el poeta quien narre el trágico fin de la hermosa reina a quien los dioses volvieron la cabeza.
"La reina mira la gigantesca pira, donde se han hacinado pino y roble. Todo el recinto está engalanado con guirnaldas y fúnebre follaje. En lo alto ha colocado un lecho donde ha colocado las vestiduras y la espada del héroe. Suelto su cabello y con voces tonantes se dirige a todos los dioses: Erebo, Caos, la triforme Hécate y el triple rostro de la virgen Diana."
Y con la propia espada del amante esquivo rasga su pecho mientras clama: "¿Deja!¡Muere más bien, cual mereciste, pon fin con el acero a tus dolores!¡Ay hermana, al rendirme tú a mis llantos, al ceder a mi amor, tú la primera consumaste mi ruina, tú me echaste en los brazos de un bárbaro enemigo!¡No, sin el sello de una unión legítima no pude pretender vivir airosa libre de imputación, como pueden hacerlo las fieras...no fue lícito entregarme a tan ciega pasión!¡Guardar no supe mi promesa a los manes de Siqueo!"
Un reguero de sangre corre por la pira como un arroyo escarlata. Anna, la hermana, contempla angustiada la tragedia, pero tal dolor no le impide prender fuego a la pira, que libra por fin el alma de la desgraciada reina.
¿Qué es historia y qué es mito en este breve e incompleto relato?......Esta cuestión tendría unas sabrosas conclusiones que no es mi intención desarrollarlas en este espacio.
Nada mejor para terminar esta historia que escuchar el aria del lamento de la ópera "Dido y Aeneas" de Purcell.